«Leche vegetal», ¿sí o no?
Independientemente de que esté aceptada por la RAE, hoy vamos a repasar un concepto básico de la escuela… «LA ADJETIVACIÓN»
Independientemente de que esté aceptada por la RAE, hoy vamos a repasar un concepto básico de la escuela… «LA ADJETIVACIÓN»
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Independientemente de que esté aceptada por la RAE, hoy vamos a repasar un concepto básico de la escuela… «LA ADJETIVACIÓN» Independientemente de que esté aceptada por la RAE, hoy vamos a repasar un concepto básico de la escuela… «LA ADJETIVACIÓN» 〰️
Definitivamente… ¡lSÍ!
¡Ponte las gafas gramaticales y presta atención!
Los adjetivos son palabras que acompañan a un nombre o sustantivo, dándonos información sobre el mismo y completando su significado. Es decir, los adjetivos nos sirven para describir las características de las cosas, te dan más información sobre el sustantivo y muchas veces modifican su significado.
Los adjetivos pueden ser de diferentes tipos: calificativos, demostrativos, posesivos, numerales, etc.
Hoy nos centramos en los calificativos:
Casa azul - Casa fantástica - Luna llena - Luna pálida - Leche vegetal - Leche corporal - Pelo negro - Pelo graso - Perrito feliz - Perrito caliente…
La magia de los adjetivos se despliega cuando se sitúan junto a los sustantivos, pintando una imagen mental de ese sustantivo. Así que, cuando decimos «leche vegetal» siento decir que… ¡no hay margen para la confusión!
¡Atención, atención!
Y es que está científicamente demostrado que la bebida vegetal es la nueva estrella de la fiesta, junto al chocolate, la vainilla, el zumo de manzana y los refrescos. ¿No me crees? Pues deja que te explique.
Una exótica preparación como un Bloody Mary o una piña colada…
¡TODAS ENTRAN EN LA CATEGORÍA DE «BEBIDAS VEGETALES»!
¿Por qué decir «leche corporal» no causa confusión pero decir «leche vegetal» sí?
Entonces qué hacemos con «brazo gitano», «callos», «pepito», «lengua de gatos», «palomitas», «cabello de ángel», «carne de membrillo», «perrito caliente», «navajas», «sándwich vegetal», «gusanitos», «flamenquines», «ropa vieja», «peos de monja», «chochetes», «pico de gallo» y con «estar de mala leche».
Para mí el lenguaje es como un ser vivo en constante cambio, en constante evolución. No es estático, sino que se adapta, se moldea y se ajusta de manera continua y crece: reflejando nuestra propia evolución y crecimiento como sociedad.
Y es que la comida es una de las cosas que nos une como seres humanos: nos encanta compartir nuestras experiencias culinarias y explorar nuevas opciones. Hay algo mágico en el hecho de que las palabras pueden hacer que nuestros estómagos rujan de hambre y que nuestra imaginación vuele para crear nuevos sabores y platos o imitar aquellos que nos gustaban.
Desenredando la madeja: ¿Es la "leche vegetal" realmente digna de ese nombre?
Para mí: ¡un rotundo SÍ!
Y es que si es blanca, lleva calcio y la añadimos al café o al cacao… ¿Cómo quieren que la llamemos?… ¡¿Calcetines?!